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Pasillo.

Villa 20 de Lugano,CABA.

2015

El pasillo se transita, se atraviesa sereno o inquieto.Las pupilas se alejan del sol y se preparan  para recibir la oscuridad, que se abre paso entre charcos y suciedad.

La luz, insistente, luchadora incansable, se escabulle hasta por lo más insólitos rincones; se hace fina, toma formas distintas y el agua en el piso la ayuda a expandirse.

El pasillo, a veces río, interminable, que se cruza con tablones y con zapatillas de cordones desatados.

Otras veces una serpiente, feroz, hostil.

Otras el pasillo es laberinto, sino parque tal vez o escuela de los más bajitos. Escenario de corridas, cigarrillos 43  y fatalidades.

En el pasillo no es ni de día ni de noche, da lugar a un tiempo nuevo, ambiguo y suspendido.

Arriba el cielo celeste disputa su poco lugar entre cableríos que son como telarañas infinitas.

El pasillo, dueño de nada.

El pasillo, gritón que nadie oye.

El pasillo, oscuro, angosto, inundado.

El pasillo estrecho recibe al vecino estrechado.

El pasillo tiene un final, un afuera luminoso.

El pasillo no existe porque sí.

El pasillo no es, el pasillo está y es susceptible de ser cambiado.

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